Fuerza, al ver que somos tantas y podemos esto y más. Orgullo, porque es lo que siento al observar cómo un grupo de alumnas y algunos alumnos también se organizan solas para reivindicar los derechos de la mujer (y unos días después los del planeta). Más orgullo porque Andalucía feminista se mueve.Satisfacción por caminar junto a tantas mujeres, de todas las edades y con el mismo ímpetu. Esperanza, porque la mayoría son jóvenes. Ilusión, por compartir la lucha con tantos hombres feministas y tener cerca, muy cerca, a aquellos a los que quiero. Plenitud, porque frente al fango lo que ponemos nosotras es agua clara. Rabia, porque me gustaría dejar de manifestarme por lo que ya debería estar totalmente alcanzado. Sororidad, porque me siento unida a Carolina y a Conchi y a Julia en Madrid; a Janire en Bilbao; a nuestra Carmen en Méjico; a Ana, guerrera total; y a cuantísimas más. Y todas luchamos por todas, incluidas por las que no se mueven y no sienten sus cadenas.
(Y como algo muy personal, amor: porque estoy en esto y en mucho más con mi amiga, casi mi hermana, Concha).
No hay comentarios:
Publicar un comentario