Madeline padece una enfermedad poco
frecuente llamada SCID o un caso grave
de inmunodeficiencia combinada, es decir, la protagonista es una niña burbuja. Maddy
es alérgica al mundo exterior y nunca se había planteado salir y poner en
riesgo su vida, hasta que Olly se mudó a la casa de al lado.
El
chico la tenía intrigada, hacía que quisiera ver el cielo con sus propios ojos
y no a través de un cristal. Olly hacía que Madeline perdiera la cabeza y
quisiera más, cuando ella siempre se había conformado con lo que tenía. Desde
que Olly llegó, Maddy quería darle color a su vida, que siempre había estado pintada
de blanco. Sin embargo, debemos recordar que Maddy está enferma y no puede
salir o sí.
Me
sorprendió la forma en que está escrito, es decir, es divertido y no se hace
tan monótono como otros libros que he leído. Tiene ilustraciones, notas y
diálogos en mensajes de correo. Me
ha encantado cómo Olly veía a Maddy y viceversa. Me impresionó que la autora
reflejara tan bien cómo puede sentirse un adolescente con ese tipo de
enfermedad. Al
final, me gustaría saber qué ocurre con la madre de Madeline, con Carla y con
la familia de Olly.
Si tuviese que puntuarlo, le daría un 10 porque es un libro magnífico que me ha enseñado
a valorar un poquito más las cosas a las que normalmente casi no presto
atención.
Se lo recomendaría a mi amiga Claudia, ya que sé que a ella le gustaría y le divertiría este libro.
ROCÍO MIRANDA PÉREZ. 3º ESO B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario