Se murió Almudena. Así de pronto sin avisar, o casi sin avisar... o avisando tarde y poco. Y a sus lectores (más que lectores casi fieles como si Almudena Grandes fuera más que una escritora una religión) se nos ha quedado cara de idiotas. De culpables. De por qué no me he enterado antes de que estaba enferma... Pero es que esos lectores y lectoras esperábamos su libro habitualmente publicado en febrero; o leíamos sus columnas que no daban pistas... Salvo una en la que contó y hasta pidió perdón. Pero yo no la leí. Ni me enteré de que no había ido a firmar en la Feria del Libro de Madrid y de que eso despertó sospechas.
No leí aquella columna. Pero las leía todas buscando siempre textos para examen y acababa descartándolas por bestias. No para mí sino para tantos ojos bizcos que vigilan cualquier comportamiento denunciable por indecente o irreverente o cualquier excusa es buena.Y es que Almudena era así, una bestia. No se casaba con nadie: ni con los suyos si había que ponerlos en su sitio, ni con los de enfrente, cosa fácil. Se casaba con su familia, con sus amigos y con sus lectores.
Con un conocimiento sólido de la Historia y un manejo de las palabras que determina la diferencia entre una buena escritora y un escribiente, hizo una crónica brutal de la historia escondida de la España reciente, esa historia que no interesa, la historia que no se enseña, la historia (la grande y la pequeña) que hay que conocer para no repetir. Y escribió mucho más. Fiel a su vocación y a su destino hasta el punto de mandar un artículo a El País cuatro días antes de morirse. O de encerrarse este último año para terminar su última novela. Valiente, íntegra y arrolladora y tierna siempre. Este tipo de personas dan vértigo.
Era una bestia. Demasiado bocazas para ser miembro de la RAE (porque para ser miembro de la RAE además de ser bocazas, hay que ser hombre y tener la certeza de que post mortem no va a ser recordado). Demasiado roja y demasiado republicana para merecer el Premio Princesa de Asturias u otro principito. Demasiado polémica para recibir el Premio Cervantes. Demasiado buena escritora para recibir el Planeta. Demasiado todo para recibir casi cualquier premio.
Pero su verdadero premio, su gran premio, fue el que ella misma se labró: somos nosotros y nosotras, quienes devoramos sus libros con ansia y esperamos el siguiente; quienes no sabemos distinguir a la historiadora de la creadora echando a veces de menos a la una o de más a la otra; quienes nos atrevemos a disentir y sentir a veces que este pues como que no, Almudena. Porque ella no tenía problema en disentir con nadie. La ridícula idea de no volver a verte.... Se me viene a la cabeza el título de Rosa Montero que tan bien define este sentimiento de pérdida.
Hay momentos en la vida en que una, estúpidamente, se piensa que la vida es justa. Pero duran poco y ya se encarga la misma vida, la fortuna, el destino, los dioses o quien sea de recordarnos que no, que la vida es una mierda. Y este es uno de ellos.
Hace unos años, emprendimos un proyecto grande en el que participó un grupo muy especial de aequitenses, "Mujeres con rostro". Para visibilizar el rostro de las mujeres en la Literatura, intentamos contactar con muchas escritoras y les pedimos sus rostros y su voz. A la vez, leíamos y trabajábamos obras suyas. Gracias a un buen amigo, el profesor de Lengua y Literatura Manuel Ferrari, conseguimos que Almudena Grandes colaborara en el proyecto. Nos centramos en dos de sus obras, Estaciones de paso y Los besos en el pan, en aquel entonces recién publicada. Traemos aquí la grabación que nos hizo para nuestro "Mujeres con rostro". En estos momentos, esos segundos de grabación, solo nuestros, resultan un bálsamo y un regalo. Aquí lo tenéis:
(P:S: quien escribe en morado es Leonor Osuna Izquierdo; la que escribe en negro es la otra, la bibliotecaria)
Luto literario, humano, libertario. Gracias, Almudena, tu legado es tu mejor galardón y tus lectores y oyentes mantendremos tu halo aquí.
ResponderEliminarGracias Leonor
ResponderEliminarPor el trabajo de destacar a tan Grande escritora, y por hacernos un resumen de cuán Grande era y cuan Grande es su legado y nuestra deuda.