El año pasado por estas fechas todos los españoles estábamos confinados. Pensábamos que en 15 días, un mes a lo sumo, la pesadilla que nos rodeaba aún con bastante distancia habría terminado. Apenas una semana después de comenzar el confinamiento celebrábamos a pesar del encierro el "Día de la Poesía" En esos primeros días terribles nos sentíamos, sin embargo, fuertes, unidos y unidas. Empatía. Solidaridad. Esperanza. Nuestro mundo se desmoronaba y a pesar de ello nos sentíamos con ganas de celebrar algo. “Poesía al aire” fue un proyecto maravilloso de los muchos que desarrollamos durante esos meses y que nos ayudaron a sobrellevar aquel aislamiento difícil y angustioso que duró mucho más de lo esperado. Sacamos los versos a las ventanas. En la ventana de mi estudio pegué tres poemas: uno de Baudelaire, otro de Germán y uno mío. Aún permanece en su sitio el de Germán, genial, que para eso es insigne.
Ahora no estamos confinados. Bueno, lo estamos a trozos. Yo
he vivido un encierro mucho más duro que el del año pasado. Pero ya pasó y
vuelve a celebrarse el “Día de la poesía”. Un año. Todo lo que se ha perdido… y
siento que hemos aprendido muy poco. Falta lo que nos unió al principio. La
crispación, el egoísmo, el cansancio dominan en una sociedad en la que la
poesía no parece tener hueco.
Pero no. Hoy, más que nunca, necesitamos cosas “inútiles”.
Arte, Filosofía, Poesía… Poesía que nos salve del cansancio, de la mediocridad
y del odio. Poesía que nos haga más humanos. Poesía que nos permita romper
límites, perímetros y prohibiciones. Poesía que nos cure como un bálsamo las
heridas de este año largo. Y si no nos cura, al menos que nos calme. Poesía que
nos devuelva la libertad y la esperanza. Poesía que nos mueva, nos conmueva,
nos haga sentir y mirar al otro como si fuera otro yo y no un enemigo. Poesía
necesaria como el aire que exigimos trece veces por minuto. Necesaria como
el aire. Necesaria como el aire…
Compartamos aquí un poco de esa poesía. Es raro tener un único poema favorito. Depende del momento de la vida unos versos nos tocan más que otros. Yo voy a elegir hoy unos de Machado, dedicados a su padre. Porque sí. Porque ayer eché mucho de menos a mi padre. Y os pido que en los comentarios compartáis esos versos especiales que seguramente atesoréis. En cualquier lengua, de cualquier tema, sin leyes ni restricciones. Será hermoso leer lo que os conmueve. Y tal vez, al menos hoy, volvamos a sentir aquella fuerza, aquel sentimiento de unidad que jamás debimos perder.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
ResponderEliminarGolpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
César Vallejo. Los heraldos negros (1918)
Para ti, Leonor, este poema de Alejandro Palomas.
ResponderEliminar"Un poema es una casa
si lo habita un poeta.
Un poeta es una casa
si lo habita una flor.
Una flor es una casa
si la habita un quejido.
Un quejido es una casa
si lo habita una verdad".
Un buen rato buscando un poema y he encontrado tantos que me he perdido. Buscaba en los últimos libros y, sin querer, me he ido a los primeros, los de hace ya muchos años, deshojados. He aquí uno que me hizo querer la poesía y entenderla no como un pasatiempo, un adorno de una tarde de charla, sino como una necesidad. Era Rubén Darío. Dos fragmentos de "Yo soy aquel que ayer no más decía..."
ResponderEliminar"El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos..."
Un juego tonto de palabras, una inutilidad. No lo negaría si pensara que la belleza es tonta e inútil. Y el otro:
"La torre de marfil tentó mi anhelo;
quise encerrarme dentro de mí mismo,
y tuve hambre de espacio y sed de cielo
desde las sombras de mi propio abismo..."
Tener hambre de espacio y sed de abismo, ¿puede una persona desear más?
Feliz día de la poesía.
Bonita iniciativa. Yo comparto el mismo poema que he puesto en el muro de mi clase de Segundo de Bachillerato D. Es un poema de mi amigo y poeta Alejandro Martín Navarro. Me conmueve.
ResponderEliminarEl milagro
Es un recuerdo muy antiguo.
Era de noche. Estaba en el jardín
jugando solo. Entonces, mi padre me llamó
a un oscuro rincón, y retiró una piedra.
Tras ellas aparecieron
decenas de criaturas luminosas.
"Mira; luciérnagas". Durante largo rato
las contemplé en silencio como el hombre
al que, un segundo antes del final de la historia,
le fuera revelado el sentido del mundo.
No he vuelto a ver luciérnagas.
Ahora estoy muy lejos y canto aquel milagro:
Que las luciérnagas, como las rosas,
parpadean apenas un segundo
para encender la oscuridad del mundo
en vuelo fugaz de mariposas.
Hay milagros cada día, a pesar de las circunstancias. Encontrad vuestro milagro en el día a día para que, como las luciérnagas, iluminen la oscuridad, aunque sea por un segundo.
Feliz día de la poesía...con retraso