El niño Raúl era un niño con personalidad; esto es, un niño flaquito,
paliducho, que hacía, más o menos, lo que le daba la gana. El niño Raúl
tendía a la histeria, a la misantropía y a la holganza, como los sabios
de la antigüedad. El niño Raúl tenía manías, una bicicleta y diez o doce
años.
Al niño Raúl, aquella temporada, lo que le preocupaba era
tener una oreja más grande que otra. El niño Raúl se miraba al espejo
constantemente, pero el espejo no le sacaba demasiado de dudas; en los espejos que había en casa del niño Raúl jamás podían verse las dos orejas a un tiempo. Sigue leyendo...
Ahora os toca a vosotros. Leed el relato anterior, pensad en alguien (real o ficticio) con una manía (real o ficticia) y escribid un relato intentando imitar (eso sí... con originalidad y maestría) el estilo del texto de Cela.Podéis hacerlo en primera o tercera persona y utilizar todas las técnicas narrativas a vuestro alcance. Esperamos toda una galería de obsesiones divertidas y tiernas.
-El hombre que pensaba que era de mantqeuilla: Manía real.
ResponderEliminar·Gaspar Balaus. Orador, médico y poeta del siglo XVII, al cual su brillantez no le impedía tener una manía terrible que posteriormente le costó la vida. Esa manía consistía en que él pensaba que estaba hecho de mantequilla. Y estaba totalmente convencido, por lo que pasó toda su vida rehuyendo cualquier fuente de calor (chimenea, fuego, sol…) porque pensaba que se iba a derretir. El caso es que un día muy caluroso que se quedó en la calle, no pudo soportarlo y se tiró a un pozo donde murió ahogado…
-Miguel Ángel Campos Rodríguez, 4º ESO C.
"LA NIÑA MARÍA Y SUS UÑAS"
ResponderEliminarHabía una vez una niña llamada María, la niña María era una niña muy guapa rubita y con los ojos claros, era una niña muy segura y muy extrovertida, pero esta niña tenía una gran manía que era la de comerse las uñas. María se pasaba todo el día comiéndose las uñas, casi no daba tiempo ni a que le crecieran de nuevo cuando María ya estaba otra vez comiéndoselas.
Un día María salio a patinar con sus amigas y por ir comiéndose las uñas, como de costumbre, no vio el poste de teléfono que tenía delante y cuando lo vio ya fue demasiado tarde como para evitar el golpe. María perdió el equilibrio y cayo encima de sus dos brazos que no pudieron soportar el golpe y se rompieron. Los padres de María la llevaron corriendo al hospital, y allí le vendaron pos brazos en forma de cruz.
Derrepente María empezó a agobiarse y a cambiar de postura una y otra vez: boca abajo, boca arriba, doblada por la cintura, con los pies para arriba... etc. ¡María no alcanzaba a comerse las uñas! Al principio esto para María fue un infierno ya que lo intentaba una y otra vez hasta que veía que era imposible y se echaba a llorar, pero finalmente María se acostumbro y dejo de sentir el deseo de comerse las uñas.
- Marta Zambrano Martín - 4ºESO D
Erase una vez un niño llamado Manuel, era un niño alto, moreno y de ojos claros. Manuel era el mejor jugador de fútbol de su instituto y era el que tenía a todas la niñas locas por él. Parecía el niño perfecto, pero no lo era, Manuel tenia la manía de hablar muy rápido, decía las cosas sin pensar y nadie lo entendía.
ResponderEliminarEstaba estudiando 4º de ESO y llevaba muy bien los estudios porque también era muy listo, la profesora de lengua mando que él y su clase hicieran un trabajo sobre Las Obsesiones y que tenían que exponerlo delante de toda la clase, Manuel era la primera vez que hablaba solo delante de tantas personas y no sabía como le iba a salir. Manuel no sabía lo que tenía porque él hablaba rápido pero lo hacía como cualquier acción involuntaria como respirar o parpadear; y como nadie le decía lo que le pasaba lo seguía haciendo sin darse cuenta. El día de exponer ya había llegado y Manuel no estaba nervioso ya que también era popular en su instituto y todo el mundo o casi todo el mundo lo conocía.
Empezó a hablar pero como tenía la manía de hablar rápido pues a pesar de tener mucho contenido del que hablar no tardo ni cinco minutos en termina de exponer. La profesora empezó a decirle los fallos y aciertos que había tenido, como hizo con el resto de sus compañeros, le dijo que había hablado muy rápido que no había vocalizado por lo tanto no se enteró de nada de lo que había hablado y que tardó muy poco que tendría que haber durado como mínimo diez minutos y claramente después de la bronca la profesora le dijo que había suspendido.
Manuel se fue muy disgustado y sobretodo extrañado y sorprendido por todo lo que le había dicho la profesora. Cuando llegó a su casa habló con sus padres de lo que le había pasado en clase. Desde ese día Manuel se ha estado esforzando todo lo que ha podido para hablar lo menos rápido posible y seguir siendo el niño perfecto para todos y sin tener ningún fallo más.
JULIA DOMINGUEZ MIRANDA 4ºESOC
"CARLOTA Y SUS GRITOS FRIOLEROS"
ResponderEliminarCarlota era una adolescente de 15 años, delgada, alta, ojos grises, de pelo castaño y ondulado, ese perfil para adolescentes es como la de una niña perfecta, realmente era casi perfecta, era divertida, cariñosa, simpática y muy buena estudiante. Pero divertida, cariñosa y simpática sólo era con su familia, pues no tenía amigas y si las tenía no era para siempre.
Eso hizo que se cambiara de instituto, no soportaba estar sola. Una vez en el nuevo instituto estaba dispuesta a hacer amigas y que las tuviera para siempre. Hasta el 8 de Noviembre le iba muy bien, hizo muchas amigas y amigos, pero el 8 de Noviembre fue uno de esos días que cambian radicalmente de hacer mucha calor a mucho frío. Ese día todas las amigas de Carlota pudieron observar la manía que tenía su amiga, pues su manía era gritar cuando tenía frío, esta manía parecía involuntaria porque sus amigas y sus profesores les decía que parara de hacer eso, pero ella sorprendida decía que no estaba haciendo nada.
Ese día llegó a su casa y le preguntó a su madre que porque la gente empezaban a odiarla en invierno e ahí cuando la madre le desveló su pequeña manía, la madre no quiso contárselo antes porque podía que llegara a molestarla y no enterderla, a la madre le costó mucho que viera su manía pero al fin pudo encajarla. Día tras día, con ayuda de sus amigas y profesores, intentaba evitarlo aunque se le escapara alguna que otra vez un pequeño grito, le costó mucho pero al fin pudo evitar su manía y tener amigas y personas que fueran para siempre.
Rosario Vázquez Martín 4°D
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ResponderEliminarY ahí estaba la pequeña Carmen, una niña de pelo rizado y rubio, de ojos grandes y marrones, mejillas sonrosadas y tez blanca. Era risueña y cantarina, feliz y alegre. Siempre tenía palabras agradables y gestos dulces para todos. Pero al ser humana también tenía sus defectos y manías y la más destacada en la rubia Carmen era la manía por el orden. Sólo tenía 7 años y ya estaba obsesionada con el orden; el de su habitación, el de clase, el de su coche... Siempre iba de un lado para otro recogiendo, guardando y ordenando las cosas, fueran suyas o no.
ResponderEliminarUn bonito día de verano, estando ella en su casa limpiando, como de costumbre, con su madre, llegó su primo Pablo para quedarse con ellas las últimas semanas del verano. Pablo era encantador, listo y guapo, unos años mayor que Carmen y un tremendo desordenado. El desorden era su mejor cualidad, era como mejor se le podía describir. Esto volvía loca a Carmen ya que, cada vez que terminaba de ordenar algo venía su primo y lo ponía todo "patas arriba", la montaña de ropa sucia se iba acumulando y los restos de la comida aparecían por todos sitios. Colocaba bien un cojín y aparecía un calcetín de Pablo, hacía su cama y se encontraba chocolate pegado en la sábana… Dándose por vencida, Carmen fue dejando poco a poco su manía por el orden, tan poco a poco que la dejó por completa y gracias o por culpa de la influencia de su primo, la pequeña Carmen se convirtió en una experta del desorden y la suciedad, criticándose a sí misma por haber sido una pesada con el orden.
Andrea Figueroa Estrada 4ºD
"PEPA Y SU AILUROMANÍA"
ResponderEliminarPepa, una niña alegre, divertida, extrovertida, guapa y sencilla. Era una de esas personas con la que puedes pasar todo el tiempo que desees y nunca llegarías a cansarte de ella. Una chica que, por circunstancias de la vida, había aprendido a desenvolverse en cualquier lugar debido a su madurez. A primera vista, era alguien desenfadada, ya que siempre la veías de risas con sus compañeras, pero a la hora de la verdad, cuando la situación lo requería, se ponía seria y se dejaba de tonterías. Ahora bien, no todo en Pepa era perfecto, tenía algo muy peculiar, los gatos. Si, los gatos, como leen, tenía una extraña obsesión por los gatos. Ailuromanía, entusiasmo intenso por los gatos. Pepa, en cuanto veía un gato corría hacia él con tanto entusiasmo que todas las personas de alrededor se quedaban sorprendidos. Y, no solo cuando los veía por la calle, sino, en internet. Cuando veía cualquier imagen de un gatito empezaba a hablar con voz infantil y a llorar de alegría. No había manera de remediar esta manía.
Su madre le regaló un gato por su cumpleaños con el fin de que se aburriese de ellos al verlos todos los días. Pero, Pepa se pasaba las tardes enteras jugando con su gato. Hasta que, un día, al ver a un pequeño gatito en la calle y salir corriendo tras el, un coche la atropelló dejándola inconsciente en la carretera. Después de esto, Pepa consiguió recuperarse del accidente y decidió poner remedío a su extraña manía.
IRENE FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ 4ºA
Había una vez una niña llamada Laura, alta,muy morena, ojos verdes, con un pelazo rubio.
ResponderEliminarLaura esta obsesionada por su imagen, no podía salir a la calle sin maquillar. Para ella lo mas importante era estar guapa, estar bien peinada, tener las uñas pintadas y estar maquillada, si no ella no podía salir a la calle.
Un dia eso cambió, Laura la noche del jueves tuvo que estar haciendo un trabajo por la noche porque no le había dado tiempo terminarlo, con lo cual se llevo hasta muy tarde despierta. Estaba tan dormida y cansada que esa mañana se le olvidó maquillarse. Esa mañana todo el mundo le dijo que hoy la veían mas guapa y natural que nunca, ella no entendió el por que, si estaba como siempre, entonces decidió ir al baño a mirar que tal estaba su maquillaje y su pelo.
Cuando se puso frente al espejo Laura asombrada empezó a chillar, no podía creer lo que estaba viendo a ella jamás se le había olvidado maquillarse nunca, estaba tan acostumbrada a verse maquillada que se veía horrorosa sin maquillar y le daba tanta verguenza que la vieran así que salió con el rostro tapado.
Laura se dio cuenta que nadie le estaba dando importancia si estaba maquillada o no, entonces decidió quitarse las manos de la cara y se fue acostumbrando a que la gente la viera así.
Desde ese día dejó de darle tanta importancia a su imagen, le daba igual si no tenía las uñas pintadas o no si estaba maquillada o si no estaba bien peinada.
MARTA SÁNCHEZ BENÍTEZ 2ºC
Pepe el niño con cleptomanía:
ResponderEliminarPepe era un niño algre, divertido, energico, lleno de energía, ordenado y muchos dirían que demasiado responsable para tener tan poca eda. Pepe como todos los niños de su edad iba a el colegio, Pepe era uno de los que mejores nota sacaba en su clase, por eso los profesore y sus padres estaban muy contentos con el, pero bajo esa capa de niño bueno Pepe tenía una gran manía que era muy peligrosa y rara. Pepe robaba todo lo que podía, da igual de quien fuera la cosa, era tan grande el impulso que sentíia que muchas veces lo hacía en sítios peligrosos. Las cosas que robaba no siempre eran de valor algunas eran cosas mu baratas, pero el tenía que robarlas.
Las cosas que robaba las escondía en un armario de su cas. Como era de esperar tarde o temprano acabarían descubriendo los objetos que guarada. El día que sus padres lo descubrieron le obligaron a devolver las cosas que había robado, aparte de pedirle disculpas a los dueños de los objetos.
Para que se curara sus padres lo mandaron a un psiquiatra experto en casos parecidos, el psiquiatra le dijo que su enfermedad se llamaba cleptomanía, y que tenía remedio.
Víctor Fernández Fernández 4ºB
Eliminar''MARIO Y LA OBSESIÓN DE LA LECTURA''
ResponderEliminarHabía una vez un niño que se llamaba Mario. Mario es un chico estudioso, popular, alto, delgado y con el pelo largo. Era muy famoso en su colegio por sus altas calificaciones. Un día el profesor de lengua bajo a toda la clase a una pequeña biblioteca del colegio que estaba situada en la planta -1 del centro. Nadie conocía ese lugar ya que para bajar tenías que ir con un profesor y a ningún profesor le gustaba bajar. Arturo, que así se llamaba el profesor de lengua, les advirtió a los alumnos que no tocaran nada, porque todo aquello estaba embrujado. Todos los niños se rieron. Bajaron las escaleras hasta llegar a la planta -1. La biblioteca estaba super sucia y llena de telarañas. Mario decía que eso era decoración pero el profesor seguía insistiendo de que no, que estaba embrujado. En la biblioteca había un libro muy especial, brillaba un color verde oscuro y a Mario le llamó mucho la atención. Arturo dijo que ese libro estaba totalmente prohibido pero Mario cogió el libro y se lo metió en la mochila. Cuando tocó el timbre de salida todos los niños del colegio salieron corriendo hacia sus casas. El padre de Mario le esperaba siempre en aquel descampado que había al lado del colegio, para irse a su casa. Mario ese día tenía su comida favorita, macarrones con tomate y en menos de 15 minutos se había terminado el plato para subir rápido y mirar aquel libro que le había llamado tanto la atención. Cuando llego a su habitación, cogió el libro y lo abrió pero antes de abrirlo ponía en la portada: ¡ATENCIÓN! Este libro hace que te obsesiones con la cosa que mas odies. Mario se rió y se dijo a si mismo que como podía obsesionarse con la lectura. Mario abrió el libro y empezó a mirarlo, solo salía texto en latín y el no entendía nada de latín a si que cogió el libro y lo tiró a la basura. Cuando terminó los deberes le entraron ganas de ver que había en el cajón de los libros que le habían regalado por sus cumpleaños, y empezó a leer todo el día, que después se convirtió en toda la semana, y después en todo el mes hasta que un día tenía 34 años y seguía leyendo. El con 34 años de edad, todavía recuerda esas palabras que dijo su profesor de lengua cuando estaba en 4º... ''Ese libro esta totalmente prohibido tocarlo''
Álvaro Rueda Moreno 2ºA
"Jesús y su obsesión por el fútbol"
ResponderEliminarJesús es un chaval divertido. Tiene 15 años es amigable, listo y desde pequeño su obsesión ha sido jugar al fútbol. Antes, cuando era más pequeño, eso no le afectaba a sus estudios, pero actualmente en 4ºESO si que le está causando serios problemas..
Jesús juega en la cantera del Sevilla y tiene que jugar 2 horas diarias más 1 hora de desplazamientos, todo iría bien si se limitase a sus entrenamientos. Pero Jesús quería más y tan pronto llegaba del instituto y almorzaba se iba a jugar con sus amigos. Sus deberes se quedaban sin hacer y suspendía la mayoría de los exámenes.
Sus padres, le aconsejaron que estudiase o tendría que dejar el equipo. Jesús siguió desobedeciendo a sus padres y ellos se vieron forzados a quitarlo. En ese momento se dio cuenta de que los estudios van antes y se dispuso a estudiar todos los días. Como resultado, Jesús consigue aprobarlas todas tras un gran esfuerzo en el último momento y vuelve a poder jugar al fútbol, aunque eso sí, de forma más regulada
Finalmente Jesús descubre que estudiar le va a dar un futuro seguro mientras que el fútbol no.
Gonzalo Sánchez Garrido 4ºD
"AMANDA Y SUS BAILES"
ResponderEliminarHabía una vez una niña llamada Amanda,era una niña morena de ojos claros,alta y muy divertida. Ella tenía una manía que era la de bailar y cantar bajo la ducha,bailaba y bailaba hasta que se terminaba de duchar y seguía bailando al salir con los pies mojados.Lo que por momentos resultaba divertido,resultó un disgusto porque Amanda se resbaló y se dió con la cabeza en la ducha.Al oír el golpe sus padres acudieron asustados y encontraron a Amanda tirada en el suelo y sangrando.Una vez en el hospital,ella estaba débil pero había sido todo un susto porque solo tenía lesiones leves que necesitaban reposo y varias medicinas.A partir de ese momento Amanda no volvió a bailar más en la ducha ni fuera con los pies mojados.
CRISTINA GARCÍA COBOS 4ºD
"El hombre sin huellas"
ResponderEliminarEn un pueblecito de Almería había un hombre, cuyo nombre era Manolo. Era un hombre normal, cual vida era normal, pero solo una cosa le destacaba de ser una persona normal, su adicción de quitarse "pellejos" de los dedos.
Manolo no tenía trabajo, y le hacía mucha falta el dinero para poder comer y tener un techo en el que vivir, pero un día fue a una fábrica de aparatos de altas tecnologías para que le hicieran una entrevista para poder trabajar allí, y logró trabajar. Manolo estuvo allí trabajando durante dos meses, pero ya que trabaja en una fábrica de alta tecnología, no faltaba que hubiera una máquina de seguridad que para entrar en el edificio hacía falta la huella dactilar para pasarla por el escáner de la máquina y poder entrar en el establecimiento. Pero como Manolo tenía la adicción de quitarse los pellejos de los dedos llegó un momento en que no tuvo huellas dactilares, y entonces no pudo entrar más en la fábrica y se quedó sin trabajo, sin dinero y sin hogar.
Adicción real, personaje ficticio.
David Conejero Gascón, 2ºA E.S.O.
José David Espínola Bernabé 2 A
EliminarJuan Antonio y su manía de poner insuficientes
Juan Antonio, un profesor de Naturales del IES juan de mairena
de pequeño tenia un profesor muy malo suspendiía a todo el mundo y el cogió su manía .Hace un año todos repitieron por su culpa y suspendía a la gente tanto que nadie lo quería , un día le pusieron un insuficiente para el y estuvo en coma unos meses tras ese tiempo en coma no puso un suspenso mas.
FIN
Había una vez un niño que se llamaba Godofredo y tenía una manía de pintar caras. Las paredes de su casa estaban forrado de pinturas de caras de personas que conocía y personas que no. Después de tanto pintar, Godofredo se dió cuenta que había pintado la cara de todas las personas adultas en Andalucía, ¿Y los niños? Godofredo no pudo dibujar la cara de los niños. Godofredo no podía esperara hasta que crecieron los niños de Adalucía, asique decidió irse a otro lugar, un lugar lejano de España, donde podía empezar sus pinturas de nuevo.
ResponderEliminarSamuel Batey 2ºA
Había una vez un niño llamado Pablo.
ResponderEliminarEstaba obsesionado por la Nintendo. Iba al instituto y cuando volvía jugaba toda la tarde, La madre de Pablo le castigó sin jugar con la Nintendo, pero cuando se iba con su padre, Pablo seguía jugando. Suspendía todos los exámenes, no llevaba los ejercicios hechos. Iba muy mal en los estudios. Pero un día, a Pablo le robaron la Nintendo y Pablo estaba muy cabreado. Había perdido su Nintendo y ya no podía jugar. Pasaban los días y Pablo ya no jugaba con la Nintendo. Recuperó sus buenas notas y llevaba sus deberes hechos. Hasta que por su cumpleáños le regalaron otra Nintendo; pero como ya estaba acostumbrado a estar sin Nintendo, sólo la cogía los fines de semana.
Noelia De La Fuente Valderrama 2ºC
Había una vez una niña llamada Marta que siempre se estaba comiendo las uñas, tenía los dedos destrozados y su madre le reñía siempre. Marta siempre prometía que iba a dejar de comerse las uñas, pero no podía, porque tenía una adicción.
ResponderEliminarLa madre le echó en las uñas un spray de pimienta, pero eso tampoco sirvió de nada. Un día viendo un video, decidieron Marta y su madre ponerse unas uñas de porcelana para así no comerse más las uñas. Y funcionó.
Marta De La Fuente Valderrama 2ºC
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ResponderEliminarTristán era un niño al que le encantaba leer y se pasaba las horas sin salir de su cuarto porque sólo quería leer. Su madre se enfadaba con él porque cada vez que tenía oportunidad de hacerle un regalo, Tristán siempre pedía tan sólo libros, libros y más libros.
ResponderEliminarHasta que su madre le llevó al médico y le diagnosticaron bibliomanía, es decir, tenía la manía de comprar libros sin cansarse. Su madre preocupada decidió comprarle todos los libros que quisiera.
Pasaron muchos años hasta que Tristán estaba casado y con hijos, y su madre ya había fallecido. Pero Tristán siempre pensó que tenía el mejor trabajo del mundo, ya que creó una inmensa biblioteca en el centro de su ciudad, donde él era tanto dueño como empleado. Y lo mejor era que todos los libros que allí había, eran los libros que su madre le había regalado durante toda su infancia, adolescencia, madurez y vejez.
Mercedes Segura Fernández, 4ºA
"SERGIO Y LA ABLUTOMANÍA"
ResponderEliminarSergio era un niño muy símpatico, alto moreno de ojos claros y muy risueño, pero tenía un problema, estaba obsesionado con bañarse. Se bañaba al menos seis veces al día, y cuando estaba en el instituto se ponía muy nervioso, ya que llevaba demasiado tiempo sin hacerlo. Esta obsesión fue causada porque un día normal de colegio, en 2º de Primaria, el niño que peor le caía de la clase, le dijo que olía muy mal y además se lo dijo a toda su clase. Ese mismo día, Sergio estaba muy preocupado por su olor así que se lavó durante una hora. Pensó que ya no le volverían a decir que olía mal. Al día siguiente, nadie se acercó a él y todos se cambiaron de sitio al enterarse de "que olia mal" y "no se duchaba". Desde ese día, por miedo al rechazo, Sergio se duchaba muchísimas veces. Hasta que un día, llegó una chica nueva a su clase, con la que fue cogiendo mucha confianza, tanta que le contó la rara manía que el tenía, ya que no se la contaba a nadie. Esta chica, llamada Lucía, empezó a hacer que poco a poco, su deseo de bañarse constantemente, fuera desapareciendo hasta olvidar esa anécdota que le marcó tanto durante su vida.
María Gutiérrez Castro 4º ESO A
''LOS NUMEROSOS DESASTRES DE RAMONA''
ResponderEliminarHace ya algunos años , según cuentan algunos , sucedió una curiosa historia con una mujer llamada Ramona.
Ramona era alguien muy especial , pues siempre iba contando cada cosa que veía.
Un día, Ramona tenía una entrevista para un trabajo que solicitó. Mientras iba en el coche camino de la entrevista , estaba tan ocupada contando a todas las personas que iban pasando , todas las tiendas de ropa que veía y todos los niños que divisaba , que se le olvidó parar en un semáforo que estaba en rojo y eso le costó una multa .
Como ya iba tarde a la entrevista tuvo que ir corriendo , pero se distrajo tanto contando cada raya blanca que veía en el suelo que se perdió en la ciudad.
Una hora más tarde consiguió llegar a la entrevista , pues pidió un taxi.
La mujer de la entrevista le hizo una excepción y le dio una segunda oportunidad con la condición de que la entrevista saliera perfecta.
Ramona respondía como mejor podía a las preguntas de la mujer , pero no pudo remediarlo más y empezó a contar todos los libros de las estanterías que había alrededor , por lo que la mujer , exasperada , echó a Ramona , diciéndole que no volviera hasta que controlara su manía.
Manía real. Historia ficticia.
Candi Bizcocho Ruiz , 2ºA
"Daniel y las nubes"
ResponderEliminarDaniel era un chico con una cierta obsesión por las nubes , siempre estaba mirando al cielo o dibujando nubes con el fondo de distinto color. Hablando de nubes, incluso su cuarto tenía el papel pintado con un cielo azul. No tenía amigos debido a su monotema de las nubes, siempre estaba solo y sus familiares preocupados. A él no le importaba estar solo mientras el cielo estuviese azul. Un día entró un chico nuevo a clase llamado Michael que quería ser astronauta, así que entendía más o menos su rara obsesión por lo que está más lejos de la propia tierra. Finalmente Daniel acabó siendo piloto privado de famosos viendo muchas veces a sus queridas nubes.
Carmen Sánchez Gutiérrez 4ºA
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ResponderEliminar"Compulsiva a la soledad"
ResponderEliminarHabía una vez una niña llamada Patricia, ella tenía el cabello muy oscuro, los ojos grises con destellos azules y la tez blanca.
Una manía que tenía pero que no lo llegaba a saber era la compulsión a la soledad ( también llamado Automanía); en el instituto siempre estaba sola, no le acompañaba ningún amigo, no porque ella no le cayese bien a nadie, sino porque ella prefería estar sola.
Un día en clase de Naturales, el profesor puso un trabajo y como siempre Patricia le preguntó si ella lo podía hacer sola, esta vez no le dejó; el trabajo consistía en pasar cinco días con sus veintisiete compañeros en una casa en medio del campo para que durante su estancia apunten todo lo que observan de la naturaleza y demás. Al día siguiente de estar allí no lo soportó, quería estar sola en algún momento, pero en todos lados había algún compañero suyo, cuando llegó la hora de comer, cogió su comida y se sentó en una mesa y silla al final del comedor, donde nadie se sienta, al parecer esa vez no fue así; dos chicas y un chico le preguntaron si se podían acompañar, ella sin tener más opción aceptó, lo que ella no sabía es que durante el tiempo que estuvo con sus nuevos acompañantes no sintió el impulso por estar sola, y así ella se le fue quitando poco a poco su manía.
Marina Tagua Navarro 2ºC
VIVE CANTANDO
ResponderEliminarHabía una vez, una niña llamada Laura, que no podía dejar de cantar. Se levantaba temprano por la mañana para ir al instituto y cantaba, tenía clase de matemáticas y cantaba, iba andando por la calle y cantaba... sus amigos y familiares estaban desesperados.
Un día, Laura había quedado con sus amigos para ir a montar en bici al parque más visitado de un pequeño pueblo. Allí la gente iba a patinar, a merendar, a pasear al perro... cosas que a ellos no les resultaban divertidas. La chica, junto a su amigo Mario, deciden subirse a una de las cuestas más altas de aquel lugar. Un, dos, tres... se dejan llevar cuestabajo en aquella rampa y ¡PAM!, Laura está en el suelo golpeada con un pollete. Con la boca ensangrentada y la lengua rajada, se levanta y empieza a llorar. Sentía más dolor psicológico que físico, porque pensaba que ya no podía hacer una de las cosas que más le gusta hacer, cantar.
Al paso de los meses, la lengua de Laura se iba mejorando y seguía sin poder cantar, dándose cuenta que había perdido su manía.
IRENE GARCÍA DE LA ROSA 4ºD
INÉS Y SU MANÍA DE COMER CHICLE TODO EL DÍA
ResponderEliminarInés era una niña que tenía 13 años. Tenía la manía de comer chicle a todas horas, cuando se duchaba, cuando estudiaba, cuando iba a atletismo... incluso cuando comía, lo dejaba un momento en un papel y nada más acabar de comer volvía a meterselo en la boca y lo masticaba y masticaba hasta la siguiente comida o hasta que se iba a la cama.
Cuando se le iba el sabor de menta, fresa o lo que fuese cogía otro chicle de otro sabor. Tenía de todos los sabores que te pudieras imaginar.
Un día la profesora se dió cuenta de que Inés estaba comiendo chicle en clase y le olbligó a tirarlo a la basura. Inés no quería tirarlo porque sabía que si lo tiraba inmediatamente se comería otro. La profesora al ver que no se levantaba a tirarlo le puso un parte. Inés lo tuvo que tirar, pero justo cuano se la profesora salió por la puerta, se comió otro chicle.
Todos los profesores se dieron cuenta de que Inés estaba comiendo chicle en clase y todos siguieron el mismo procedimiento que la anterior profesora, todos le pusieron un parte.
Al terminar la segunda evaluación las notas de Inés habían bajado mucho y todo era culpa de todos los partes que le habían puesto por haber comido chicles en clase. ESo le hizo aprender y ya no se comió un chiclemás en horas de clase.
IRENE GONZÁLEZ ARROYO 2ºA
" LA NIÑA QUE TENÍA LA MANÍA DE PINTARSE LAS UÑAS"
ResponderEliminarEra se una vez una niña llamada Ángela que tenía la manía de pintarse las uñas cada vez que se cambiaba de ropa, era una niña alta, rubia, pelo rizado, con ojos verdes, delgada.
La madre de Ángela no ganaba dinero para comprarle a su hija pinta uñas.
Un día gastaron tanto dinero en pinta uñas que fueron pobres...
Ángela, con el tiempo se daba cuenta de que no había dinero y tuvo que dejar de comprar pinta uñas, llegó un momento en el que Ángela no pudo soportar más el no comprar los pinta uñas, así que se buscó un trabajo que fue sacar los perros de los vecinos de paseo.
Ana Belén Cáceres Amador. 2ºA
EL NIÑO QUE MAULLABA TODO EL RATO
ResponderEliminarHabía un chaval de unos 12 años llamado Tobías que tenía una manía singular:maullar como los gatos .Empezó con en esta manía cuando a los 5 años perdió a su querido gato negro llamado Jess .El lo quería mucho y por eso lo imita para no olvidarlo nunca .Sus amigos decían que era una tontería y se burlaban pero el no paraba nunca .Hasta que un día cuando hizo uno de sus maullidos al lado de una casa abandonada a las afueras de la ciudad fueron a por el unos perros abandonados .No paraban de perseguirlo ya que el no dejaba de maullar sin poder parar hasta que llegó al cementerio del pueblo .En la entrada del cementerio apareció de pronto un gato de color negro algo familiar que se puso en medio de el y los perros .Cuando los perros lo vieron huyeron de puro terror y no se les volvió a ver .Luego el gato le miro a los ojos,le maulló y desapareció.
Desde entonces no ha vuelto a maullar ya que sabe que su gato Jess siempre estará velando por él.
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ResponderEliminar'Carlos y su devoción por la música'
ResponderEliminarCarlos era un chico de 15 años, el cual amaba la música. Se pasaba todo el día con los cascos puestos. En clase los profesores peleaban mucho con él, ya que siempre estaba con ellos puestos y si se los quitaba se ponía muy nervioso y gritaba. Cada día su pasión por la música aumentaba. Escuchaba desde marchas procesionales,pasando por la música clásica hasta pop y rock.
Un día lo cojió su profesor de música, le contó que el cuando era niño le pasó igual que a él, no podía estar un segundo sin escuchar música,también le contó como a él se le pasó la manía y que dentro de 2 semanas volvería a hablar con el para ver que tal iba todo. Cuando llego a casa siguió los consejos del profesor dándole los cascos a su madre,la cual estaba algo sorprendida y subió a su cuarto. Ese día solo escucho música un rato por la noche. Poco a poco la escuchaba menos.Pasaron las 2 semanas y llegó la hora de volver a hablar con el profesor, Carlos le dijo que siguió sus consejo y que en clase ya no se peleaba con los profesores ni se ponía nervioso al no escucharla.
Al final, Carlos, gracias a su profesor de música salió de su melomanía. Ya solo escuchaba música a veces y poco rato para no recaer.
Andrea Díaz Fdez 4ºA
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ResponderEliminarLA CONSULTA DEL DOCTOR EPIFANIO
ResponderEliminarYo, Don Epifanio Berlamino, gran médico psiquiatra de sobrenombre, nunca había vivido una historia tan sorprendente en todos mis años de carrera.
Resulta que ayer a primera hora de la mañana, mi secretario Alfredo me avisó de que una tal Doña Rogelia, llamó por teléfono y solicitaba hablar conmigo lo antes posible. Me sorprendió, pero igualmente, recogí mi desayuno de la cafetería antes de subir a mi consulta. Luego llamé a la señora por teléfono.
-¿Dígame?.
- Ehhh hola señora, soy el doctor Epifanio, ¿Qué quería?
Un grito de emoción, mezclado llantos me asustaron, imagínese, yo recién levantado tomándome mi café tranquilamente... ¡Menudo sobresalto me llevé!. Desde ese chillido la señora no me dejó hablar.
-Ohhh qué alegría más grande doctor, no se puede imaginar cuanto tiempo llevo buscando una solución a este problema que tengo. Mire, resulta que mi hijo Agustino de 19 años tiene una obsesión muy rara. Su ''costumbre'', por llamarlo de alguna manera, creo que pudo empezar el día que dibujó su primer garabato. No hace falta decir que los niños pequeños cuando cogen un lápiz hacen un borrón cualquiera, pero mi hijo, con tan solo un año y medio, dibujó un cuadrado perfecto. Ese mismo día estuvo todo el tiempo llenando el folio de cuadrados y rectángulos de distintos colores y dimensiones.
Mi pequeño Agustino, mostraba mucha obsesión con el orden y le encantaba catalogar sus juguetes según su forma y los que más le gustaban eran los que tenían formas rectas y cúbicas. Cuando fue creciendo, dejó de lado los juguetes con forma curva, hasta llegó a odiarlos. Todavía me acuerdo que por su décimo cumpleaños probamos a regalarle un balón de fútbol, y no se crea usted que era de los del chino de la esquina, era de los buenos. Pues no se puede usted imaginar el pollo que nos montó. Se puso a chillar y a armarla, lanzó el balón por los aires, rompió las figuritas, marcos y demás adornos que se interpusieron en la trayectoria de la pelota y hasta que no se le cayó por el balcón, no paró. En fin, esta extraña obsesión de mi hijo cada vez va a peor: ya no soporta ningún objeto que tenga aspecto sinuoso, circular o como lo quiera llamar, ha llegado a tal punto en el que he tenido que tirar todos los objetos de mi casa con esa endiablada forma ya que se enfurecía, pero no como el día del balón, sino con muchísima más gravedad: ahora cuando ve un objeto con tales apariencias, lo destroza hasta que obtienen una forma más cuadrada o recta aunque le sea imposible, incluso el mes pasado lo tuvimos que llevar a urgencias porque apretó con tanta fuerza un plato que lo hizo reventar y se cortó las manos. Él nos aseguraba que ''solo pretendía darle una forma más estética''. Intento que todas las cosas que pueda haber en mi casa no tengan esa forma, pero fíjese que no es ninguna tontería, ¿Ha pensado usted en los vasos, ventiladores, cucharas, ollas...?, sin embargo, a mi niño le encanta todo lo que posea vértices, es más después de uno de sus repentinos ataques de agresividad le doy un cubo de Rubik y se relaja bastante rápido. Es muy difícil esta situación y estoy desesperada, mañana si no le viene mal, iremos a su consulta sobre media mañana, seguro que tiene un hueco libre para nosotros en su apretada agenda. Hasta mañana, si Dios quiere.
La mujer colgó sin darme tiempo a responder dejándome con la palabra en la boca, pensativo y con una extraña sensación durante horas, es más, no pude atender a más pacientes durante la tarde de ayer, había demasiada información que asimilar. Creo que madre e hijo son igual de extravagantes y lo peor es que sigo aquí, en mi consulta, a las siete de la tarde esperando por pura curiosidad y por demostrarle a mi mente que aquella llamada no fue obra de mi imaginación. Quizás su excesiva tardanza se deba a que el extraño chico se haya quedado anclado en medio de la calle abrazado a una cuadrada y bella loseta, o simplemente haya tenido un encontronazo con los redondos y saltones ojos de un chihuahua, quién sabe.
ELENA FLORES DAZA 4ºD
Thalía Álvarez Rodríguez 4ºC
ResponderEliminarRafael era un niño que le gustaba mucho el deporte, sobre todo el baloncesto. Era un niño alto, con piernas largas que parecían montañas peludas,cabello rubio que se realzaba con la luz del sol, ojos azules como un cielo de verano y fuertes músculos que resaltaban su figura atlética, lo cual llamaba la atención de todas las chicas que tenían el placer de observarle. A parte de ser atractivo, era un chico muy inteligente, le gustaba la música y el arte y además sabía mucha geografía. Pero todo en la vida de Rafael no era color de rosa, sino que tenía una obsesión que mantenía oculta a todas las personas que lo conocían : su obsesión era mirarse en el espejo.
Esto provocaba que Rafael tuviera que interrumpir las clases para bajar al servicio y mirarse en el espejo, lo cual hacía que sus compañeros de clase sospecharan que ocurría algo extraño en la vida de Rafael. No sólo le hacía comportarse de una manera ridícula, sino que también le hacía quedar mal delante de sus conquistas amorosas. Esto lo llevaba a que fuera presumido y egocéntrico, resultando desagradable para todos los que se juntaban con él. Él no se daba cuenta de lo ridículo que se veía comportándose asi y nadie se atrevía a decírselo por miedo a que tuviera una mala reacción. Un día conoció a una chica que hizo que su mundo diera una vuelta inesperada, no era como las demás, sino que esta tenía algo especial para Rafael, y en ella encontró el espero remidio para la obsesión que tenía
“Jacinto y la aboulomanía”.
ResponderEliminarJacinto, dentro de lo que cabe, era un niño bastante normal. Era alto, más o menos pálido de piel y tenía el pelo castaño, tirando para pelirrojo. O pelirrojo tirando para castaño, la verdad es que ni él lo sabía. También estaba bastante delgado, una delgadez posiblemente provocada por los disgustos que se llevaba cada dos por tres. Era también un niño un bastante serio, seguramente un poco más de lo que le hubiera gustado ser. Pero su característica más curiosa a resaltar, sin duda, era su extrema incapacidad para tomar decisiones, debido a la gran inseguridad que tenía desde pequeño, así como el miedo a enfrentarse a algo que fuese psicológicamente más fuerte que él. Básicamente, todas las mañanas eran para él una tortura ya que, al llegar a la cocina, se producía la primera gran duda, una de las muchas que vendrían durante todo el día. Claro que para él escoger entre echarle Cola-Cao a la leche o dejarla como estaba era una duda más que existencial. Podía llegar a tirarse dando vueltas por la cocina como media hora, menos mal que se levantaba pronto por si acaso. Poco más tarde comenzaban los sudores, la desorientación y las largas reflexiones pero, antes de que se hubiera dado cuenta, ya iba tarde para ir al colegio, lo que supondría que tendría que ir andando, ya que había perdido el autobús. Y no era la primera vez que se perdía en el trayecto desde su casa hasta allí, andar solo por la calle le daba más que miedo. Su extraña adicción por ser tan dudoso no le permitía tener muchos amigos porque, ¿Quién le decía que de lo que él hablaba les gustaba? ¿O a lo mejor le estaban mintiendo? ¿Y si todos lo hacían? Pero fue pasando el tiempo y Jacinto cada vez se hacía más a la idea de que su problema no tenía solución, como uno de los muchos que se había planteado durante toda su vida.
Paula Herencia Cuenca 4ºA
El niño que decía ser invisible
ResponderEliminarEsta es la historia de un niño llamado Link que creía tener el poder de la invisibilidad. Sus padres fingían que este era invisible para que este fuera feliz, pero no sabían que en realidad le perjudicaban. En las clases los niños pasaban de él y se reían, a veces le pegaban, y Link no hacía nada. Tras los años Link creció pero seguía con su fantasía. Un día, decidió buscar trabajo así que fue a una entrevista de trabajo, pero el entrevistador, al verle ahí sentado, pensando en que nadie le veía, y desnudo, ya que como nadie le veía no le hacía falta comprarse ropa, decidió echarlo a la calle. Así con cada una de las entrevistas a las que se presentaba. Al final no pudo conseguir trabajo y le embargaron la casa que le habían dejado sus padres en la herencia y decidió irse a la calle, donde no tardo mucho en morirse de hambre, de frío, ...etc
Clara Serna Cazalla 2ºA
''La niña que no le gustaba que le tocasen con los pies''
ResponderEliminarHabía una vez una niña llamada Claudia de pelo largo rizado y muy oscuro, su cara era fina, limpia y muy bonita, sus ojos azulados transmitían vida, era alta, delgada y con un buen tipo. Era perfecta, hasta los pies los tenia bonitos, pero a ella nunca le gustaba que le mirasen los pies, que comentara de ellos, aunque los tuviese hermosos, que se los tocaran y lo peor para ella era que la tocasen con pies ajenos; eso la mataba, siempre que la tocaban con otros pies en alguna parte de su cuerpo: comenzaba a chillar, a llorar, a insultar a la otra persona, aunque lo hiciesen sin querer. La gente no se esperaba esa reacción de una niña tan callada, con un habla agradable, correcta y cariñosa. Su madre tampoco daba crédito hacia esos comportamientos por esa tontería de los pies.
Llego el día en el que nadie quería acercase a Claudia aunque seguían pensando esas cosas tan buenas de ella; ella no se daba cuenta de lo que hacía; creía que todo lo hacia bien y como ella creía.
Una mañana con los ojos tristes, Claudia fue a su madre y le pregunto: '' ¿ Por qué nadie quiere acercarse a mi mama?''. Su madre preocupada por ver así a su hija le contesta: '' Claudia reflexiona y piensa tu reacción cuando otra persona te toca con sus pies, aunque se un pequeño pisotón, piénsalo''. Claudia pensativa se dio cuenta de su actitud hacia esa acción de la gente, la de tocarla con los pies, así que se dijo: Cambiaré e intentaré no ponerme así cuando ocurra. Pero por más que lo intentaba su comportamiento hacia la persona era la misma; pero menor que antes. Pasado un tiempo se acostumbro y cada vez que la tocaban con los pies no se quejaba.
Claudia asombrada y contenta de su cambio pudo volver a relacionarse con sus amigos y familiares con toda normalidad.
ADRIÁN GARCÍA PORTERO 2ºC
Lucía, una niña de unos 12 años alta morena, con pelo largo y delgada, tenía una manía. Siempre se estaba mordiendo las uñas. Daba igual que estuviera bien mal, tranquila o nerviosa. Su madre le regañaba cada vez que la veía, pues algunas veces se hacia daño, y le salia sangre. Una noche su madre vio por la televisión que habían llegado al mercado unas guindillas super picantes. Amalia se iluminó y a la mañana siguiente decidió ir a comprarlas, mientras su hija estaba en el colegio. Las encontró sin problemas, y cuando regresó a casa cogió un cuenco y mezcló: dos dientes de ajo, agua, cebolla y cinco guindillas. Cuando lo tuvo todo preparado lo escondió para que nadie lo viera. Por la noche, mientras Lucía dormía, cogió su mezcla y se la untó a su hija por todos los dedos de las manos. A la mañana siguiente, como todos los días, Lucía fue a morderse las uñas, pero... ¡ Qué asco ! Sus dedos sabían fatal.
ResponderEliminarDesde ese día cada vez que se iba a morder las uñas o a llevarse los dedos a la boca le venía el recuerdo del sabor a guindillas, ajo y cebolla, pero con el tiempo se lo agradeció a su madre, pues sus manos cambiaron mucho y eran más bonitas.
MARTA RUIZ GARCÍA 2ºC
Marta tenía un albornoz rojo, había terminado de lavarse los dientes y esperaba el momento de meterse en la cama confortable, donde le esperaba una bolsa con agua calentita. Qué bien, pensaba ella, por fin voy a poder descansar. Me levanté a las 7 y media, ya va siendo hora de relajar el cuerpo y dejarme llevar por el sueño. Camina en dirección a la cama, pero de repente se queda tensa y nerviosa pues se da cuenta que el reloj digital marca las 23.13. Marta odia el número 13, evita hacer planes para los días 13 de cada mes, no sale con las amigas, se queda encerrada en la habitación. Pero eso pasa apenas 12 veces al año. Lo del reloj es peor porque se da varias veces al día. Si está en la escuela y ve que son las 10.13, por ejemplo, ella durante el espacio de tiempo que pasa hasta las 10.14 se queda congelada, deja de pensar, deja de trabajar y su única obsesión es que el minuto termine de pasar.
ResponderEliminarAhora, descalza en la habitación con baldas de cerámica en el suelo, espera atontada que lleguen las 23.14. Está convirtiéndose una manía, es horrible. Y después, si se da la coincidencia de despertarse en una hora con el minuto 13, Marta empieza a ponerse nerviosa y se creé que ya no vuelve a dormir. Y va contando, 43...44...45, los pies están helados, fuera hace un frío tremendo, están 4 grados, la cama caliente le llama, basta, ¡no puedo más! Fue en ese momento que decidió que su vida tenía que cambiar.
A pesar de todo, ha podido descansar. Se levanta, se asea, pero no va directamente al instituto. Va al centro de salud a pedir cita para su médico de cabecera para que le ayude a superar su problema. Después de tener el papel de la cita en la mano se siente más segura y esa mañana, por casualidad, se dio cuenta de que la cita era a las 9:13... En vez de asustarse, se sonrió a sí misma, consciente de que lo había conseguido, sin ayuda de nadie.
CATHARINA RÖD CODEÇO 4ºD
TODO UN DÍA POR DELANTE
ResponderEliminarAl principio nadie le daba importancia al hecho de que cada noche, antes de irse a dormir, Marco colocase sus zapatillas perfectamente alineadas, justamente en le centro de la baldosa, la que estaba a diez centímetros de la mesita de noche. Esta tarea le ocupaba algunos minutos, pero Marco era incapaz de irse a dormir sin que quedasen perfectas.
El problema llegó cuando, poco a poco, aquel ritual comenzó a complicarse. Las siguientes noches, antes de colocar las zapatillas, Marco se aseguraba de que los dos cierres de su mochila coincidiesen justo en el centro de la cremallera. Luego sumó a eso una comprobación de los folios de su escritorio, que debían quedar perfectamente amontonados en la esquina izquierda inferior de su mesa. Poco a poco fue desarrollando una forma especial de ponerse el pijama; esto le llevaba bastante tiempo pues siempre empezaba por la parte de arriba, que debía quedar perfectamente planchada y sin ninguna arruga. Luego abrochaba los botones, tarea para la que necesitaba algunas comprobaciones, incluso hubo noches en que los llegó a abrochar y desabrochar mas de treinta veces. A continuación se ponía los calcetines, asegurándose de que la costura coincidía con la línea inferior de sus uñas. Y por último el pantalón, empezando siempre por la pierna izquierda.
Con el tiempo, este repertorio de manías llegó al cuarto de baño, ya que cada noche al cepillar sus dientes cronometraba cuidadosamente el tiempo, que debía ser exactamente de 3 minutos y 19 segundos. Si no le parecían suficientemente limpios, empezaba a contar de nuevo.
Lavado de dientes, pijama, folios, mochila, zapatillas.... todas estas manías se fueron complicando cada vez mas y le ocupaban varias horas, por lo que Marco dormía cada vez menos.
La situación llegó a ser extrema el día en que, cuando consiguió acostarse, sonó el despertador. Tumbado en la cama, Marco miró hacia la ventana y levantó un poco la persiana. El sol le dió en la cara. Volvió a bajarla y la alineó cuidadosamente a la altura de la estantería de su pared. No estaba muy seguro de que estuviesen exactamente igual, por lo que se levantó a medirlas y pensó “por suerte aún tengo todo un día por delante...”
CLAUDIA PÉREZ ZAPATA 4ºA
CUIDADO CON TUS MANOS
ResponderEliminarLucas era un niño normal, de unos 9 años, pero, con una extraña manía: a cualquier hora, en cualquier momento, daba palmas: daba palmas cuando estaba en misa, en el colegio, soltaba el tenedor y dejaba de comer para seguir dando palmadas, le era indiferente donde estuviera, como si fuera un dictado, dejaba el lápiz y volvía a la carga.
Un día, en su triste jornada de colegio, tenían que hacer una manualidad con pegamento de contacto, a lo que la profesora advirtió: << Cuidado con el pegamento, si os cae en la mano y tocáis algo, debéis ir a lavaros las mano rápido, sino no se os despegará >>. Lucas empezó a trabajar, cuando fue a abrir el tubo, vio que estaba demasiado apretado, por lo que lo retorció y apretó hasta que salió disparado el tapón y, por ende, le salpicó pegamento en las manos, cosa de la que no se percató. No pudo contenerse de dar palmas; al momento vio que no podía separar las manos y comenzó a gritar.
La profesora serenó a Lucas y le mandó que fuera a quitarse el pegamento con agua. Salió de su aula, tomó camino al cuarto de baño cuando le vinieron ganas de dar palmas, pero,al ver que le era imposible separar sus manos, se cayó de rodilla, su cara cambió de color y perdió la conciencia.
JOSE ALBERTO RUIZ ALBA 2ºA
Rocío, Rocío una mujer alegre y divertida con muchos amigos.Su trabajo era hacer reír a los demás se hace llamar la payasa BARTOLA los niños la adoran. Pero...¿como es Rocío? Ella tiene una manía obsesiva, LIMPIAR. Desde que era pequeña iba a casa ajenas a limpiar para ayudar a su familia. Ahora con 43 años que tiene solo sabe hacer una cosa en su tiempo libre. A menudo me dice: Laura limpia Laura recoge, ayúdame con el salón y mi frase favorita ¡HAZLO TU! ¿TE CREES QUE ESTOY PARADA VIENDO LA TELE? A veces mis vecinos se asustan, ella seguirá pensando que la casa sigue sucia
ResponderEliminarHecho por Adrián Quesada Martín:Pablo y su manía de tirarse de la ventana.
ResponderEliminarPablo,de pequeño,(cuando solo tenia 5 años) salto de la ventana desde un primer piso vio que en el suelo solo había césped y no se hizo daño y decidió
volver a tirarse una y otra y otra vez.Cuando tenia 13 años decidió tirarse desde otra ventana en otro edificio ya que sus padres vivían en un primer piso,y al final encontró un edificio abandonado de seis pisos y se tiro rápidamente desde un segundo piso cuando llego al suelo no se hizo mucho daño pero se hizo,Pablo emocionado se quiso tirar desde un tercer piso sus amigos no le dejaron pero al final se tiro,se rompió un hueso de la pierna,estuvo en el hospital 2 meses después de recuperarse en casa poco a poco,aseguro irse al mismo edificio pero sus padres le castigaron sin salir 2 semanas,un día cuando no estaban los padres se fue al edificio ya casi desmoronado y se tiro desde el sexto piso,mientras que caía vio que estaba todo lleno de trozos de piedra del propio edificio, una vez que caño murió.Todos lloraron en su entierro y en la tumba en la cual ponía su nombre su apellido y una frase que era esta"aveces la manía y sus amigas juegan con las personas"al lado de la tumba pusieron la ventana de la cual se tiro desde el sexto piso como homenaje a su mala manía.
Todo comenzó cuando tenia 9 años, con un juego de niños, mientras iba paseando por la calle con mi padre y el me propuso un juego, este consistia en no pisar la grieta que separa una baldosa de otra, y que cuando fuesen de otro colo, escogiese la más oscura.
ResponderEliminarY hoy en día, con 50 años que llevo encima, sigo atenta a mis pasos, siempre mirando donde piso, algo que desde ese día no conseguí sacarme de la cabeza, extraño, y sí, sin sentido alguno, algo que nunca aportó nada a mi vida, bueno, me equivoco, aporto una manía más a mi historial, pero que sigue ahí día a día, sin que nadie, que yo sea consciente, se llegue a percatar de ello.
Llevo tiempo cansada de esta manía tan extraña, de ir más pendiente del suelo de lo que me viene de frente cuando voy por la calle, pero despues de 41 años me he dado cuenta, y con ello me he acabado resignando, a que tendre que vivir con ello para siempre.
ALICIA ARIAS GONZÁLEZ 4ESO A
EliminarPablo era un niño normal pero con un pequeño defecto: cerrar los ojos.
ResponderEliminarPablo era un niño estudioso, listo y buen compañero, pero el problema que tenia era mas grabe de lo que parecía ,esta manía la tenia desde pequeño, cerraba los ojos porque creía que si los llevaba cerrados siempre nunca se haría daño ni le pasaría nada en la vista así que siempre llevaba los ojos cerrados y solos los abría y cerraba rápidamente para ver por donde iba.
Un día que llegaba del colegio, al entrar en su casa, cerró los ojos al entrar y ya no los pudo abrir nunca mas porque se había dado cuenta de que se había quedado ciego para siempre.
Alejandro Palacios Camino 2 A
"INÉS, LA MANIÁTICA DE LA LIMPIEZA"
ResponderEliminarInés era una mujer casada, simpática y con tres hijos. Al parecer tenía una manía muy curiosa: la limpieza. No podía ver ni una mota de polvo en el mueble, ni un sólo pelo en el lavabo, ni una gota de pipí en el váter...
Todos los días desde que se levantaba, hacía una lista de lo que sus hijos no habían recogido, para que cuando llegasen del colegio, terminar aquello y poder sentarse a comer, hasta que no lo terminasen, no se sentaban.
No le importaba la edad que tuviera cada uno, mientras estuviera todo recogido, era la mujer más feliz.
Esta manía viene de su madre; todos los días la ponía a recoger su cuarto, lo que dejase tirado en el cuarto de bańo lo tenía que recoger también, así todos los días hasta que se acostumbró.
Esta manía va a seguir continuando durante las generaciones de esa familia tras estar todo el día limpiando.
EL GRAN PROBLEMA DE JOE
ResponderEliminarJoe era un chico que vivía con su familia en Londres. Era un chico bastante alto, pelo castaño, ojos azules... Pero tenía una manía, una manía muy peculiar. A veces se buscaba problemas. Su mania era... mirar a las personas. Y pensaréis, “ ¿Qué problema hay en eso? ” pues en realidad sí que hay un problema. A veces a la gente que miraba hería sus sentimientos, se enfadaban o, incluso, llegaba a haber alguna que otra pelea. Y por eso os voy a contar lo que ocurrio hace unos cuantos de días...
Era una de las primeras horas de clase, el jueves, por la mañana. Joe y su clase tenian un examen bastante importante a cuarta hora (después del recreo) y Joe no había estudiado lo suficiente como para sacar un 10.
El examen era (cómo no...) de matemáticas. Esta asignatura era la preferida de Joe. Soñaba con ser científico experto en cálculos matemáticos para poder ayudar al mundo.
Bueno, pues, llegó la profesora. Joe odiaba a esa profesora. No le caía lo bastante bien como para que él se comportase bien en clase. A veces se pasaba charlando con sus amigos y ella le castigaba duramente, cosa que a Joe no le gustaba ni un pelo. Volviendo al tema del examen, la profesora se sentó y esperó a que los alumnos se callaran para decir algunas cosas.
¡CALLAROS DE UNA VEZ! - Chilló la profesora tan fuerte como pudo. - Por favor, colocad las mesas en posición de exámen.
¡Sí profesora! - Gritaron todos los chicos. -
Los alumnos colocaron las mesas y se quedaron esperando a que la profesora enttregase los folios para el examen. Después de ello, la profesora los explicó detenidamente y comenzó el tiempo de hacer las cuentas. Joe estaba muy nervioso y, por eso, comenzó a mirar a todos sus compañeros uno por uno. La profesora desconocía la manía de Joe así que malinterpretó lo que éste hizo.
¡JOE! ¿ACABAS DE COPIARTE DE TU COMPAÑERO? -
¡No profesora! Sólo miraba... - Dijo Joe muy asustado.
¡No seas mentiroso Joe! Trae ahora mismo tu examen a mi mesa. - Replicó la profesora.
Joe estaba muerto de miedo, por primera vez en su vida le habían pueso un cero tan grande como un camión... No se creía lo que habia ocurrido.
Despues de mucho tiempo, Joe estaba muy arrepentido de lo sucedido. Casi no tenia ni ganas de seguir en clase, así que fue a buscar a su profesora para confesarle su manía. Al terminar de contárselo, La profesora le dijo a Joe que intentara dominar esa manía que tenía pero eso a Joe le costaba muchísimo.
Pasaron meses de aquello, y Joe no era el de antes. Ya no tenia problemas de ese tipo y sacaba notas excelentes. Toda su familia y susprofesores le felicitaron ya que lo que había logrado era superarse a sí mismo.
Miguel Ángel Rivas González. I.E.S. Juan de Mairena. 2º E.S.O. C
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ResponderEliminarMarta era una niña muy agradable y simpática ,pero con una manía muy curiosa le daba miedo el color negro.
ResponderEliminarCuando ella tenía unos 7 años vio la escena de una película en la que mataban a una niña de unos 16 años en un túnel.Desde entonces cuando veía el color negro le recordaba aquel túnel y se ponía llorar y a gritar como si la estuvieran matando .
Su madre intento ayudarla pero ella no se dejaba ayudar . Cuando se fue haciendo mayor se dio cuenta que eso no podía seguir asín y hizo todo lo posible para no ponerse asín cuando veía un color negro .Hablo con la madre y le dijo que quería ser normal no quería comportarse asín cuando veía el color negro se avergonzaba , pero no podía hacer nada. La madre la llevo al psicólogo,este la ayudado a vencer a su manía y gracias a ello hoy en día marta es una niña que se siente orgullosa de haber podido vencer a esa manía.
Un niño de 5 años que se llamaba Ambrosio Martin, tenía una manía que era muy rara y que consistía en comerse toda la tierra de las macetas de su casa, poco a poco claramente, y siempre a la misma hora a las cuatro menos cuarto de la tarde, esa era su costumbre. Su madre creía que su hijo tenía algún trauma pero para él era simplemente por costumbre y placer. Un día el pequeño Ambrosio fue hospitalizado por los problemas que le creaba la tierra en el estómago y el intestino, el niño se pasó más de tres semanas hospitalizado hasta que le dieron el alta. Aun haber sufrido tanto daño Ambrosio siguió comiendo tierra, hasta que los médicos encontraron una solución aunque un poco dolorosa que era realizarle limpiezas de estómago cada tres o cuatro días. El niño tras cumplir la edad de 7 años siguió comiendo tierra hasta que su madre tomo la decisión de sacar toda la tierra de su casa para que el niño dejase de comer tierra y así fue como Ambrosio dejo su manía de comer tierra aunque la probase de vez en cuando en el colegio de monjas al que iba.
ResponderEliminarAntonio José Pérez Vallejo 4º ESO A
Alicia y su obsesión de hablar.
ResponderEliminarAlicia era una chica bajita, morena, con ojos grises que era muy orgullosa y cuando estaba con la gente no hacía nada más que hablar de si misma y de sus logros, ella sin importancia de lo que contestase la otra persona, seguía y seguía hablando sin parar. La gente que la querían y sus amigos un día, ya hartos, decidieron hacer una cosa, silenciar a todo el instituto para que así cuando hablase Alicia notase como si nadie la escuchase y se le quitase esa especie de manía. Pero fue para peor, ella siguió y siguió y siguió hasta que, el 3º día en silencio del instituto Alicia notó como ronqueaba su voz, ¡Ya no podía hablar! Solo emitía unos desagradables gruñidos, así comprendió que era mejor que se relajase si no quería perder la voz, y lo mejor de todo es que aprendió a escuchar a los demás.
Soledad Fernández Bermejo 2ºA
"Pablo y los Estudios"
ResponderEliminarPablo era un niño de nueve años, alto para su edad, moreno y de ojos marrones.
Pablo era un niño muy estudioso tal vez demasiado,siempre sacaba dieces en todo, si en TODO, y solo quería ser el mejor de la Clase y el ojito derecho de la profesora.
Pablo apenas tenía amigos,era muy selectivo,solo se juntaba con los mejores de su curso, pero este, al estar todo el día estudiando, olvidó estar con ellos ya que los recreos se los pasaba estudiando, ya no era por aprender si no por tener en la evaluación todas las casillas con un sobresaliente.
Una semana Pablo se puso enfermo y no pudo estudiar, como máximo saco un seis, pero esto le sirvió para darse cuenta de que todo es malo en exceso y debía estudiar pero solo lo justo y necesario.
FIN
Carlos Salazar López, 2C
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ResponderEliminar"ANDRÉS Y LA EGOMANÍA"
ResponderEliminarAndrés era un chico corriente, resultón, que parecía muy seguro de sí mismo. En cambio, no tenía muchos amigos. Su único objetivo era pensar en su físico. ¿Y si me dejo el pelo más largo? No, mejor sería corto, ¿Se me rizaría al día siguiente?.. Se decía a sí mismo, odiaba el pelo rizado, ¿mejor al natural? Volvía a pensar. Por cierto, hacía unos días se había dado cuenta de que le había salido una pequeña mancha en la cara…
Quizás… ¿se pasaba demasiado tiempo observándose? Él mismo se auto convencía de que simplemente eran “cosas de adolescentes”, o al menos, así lo justificaban sus padres. Pero realmente no sabía que todo esto había llegado demasiado lejos.
Se conoce como egomanía, obsesión anormal por uno mismo. Y es que quizás no era consciente de que no sabía cómo entablar conversación sin hablar de sí mismo, cosa que los demás no llevaban muy bien, ya que les hacía pensar que era un egocéntrico, sin tema de conversación alguno.
¿Sería todo esto es originado por la falta de autoestima? No, no, eso era imposible, era un chico atractivo, seguro de sí mismo… O al menos, eso pensaba él, que no era capaz de aceptar la realidad…
Mª José Herencia Cuenca 4A
"Mario y su manía de coger el móvil"
ResponderEliminarMario era un niño como todos los demás, tenía a sus amigos, sacaba buenas notas y como todos sus compañeros tenía un móvil. Pero Mario tenía un manía, y era que no podía parar de cogerlo y juguetear con él. Al principio solo era para mirar si tenía mensajes, pero después, lo miraba para cualquier cosa. Incluso si no había ningún cambio, él lo cogía y lo miraba, ya que le encantaba tener el móvil entre sus manos.
Un día, iba andando por la calle, como siempre con el móvil entre las manos, pero casi sin darse cuenta, un hombre pasó a su lado y se lo quitó. Mario intentó atrapar al ladrón, pero este se escapó. Cuando Mario llegó a su casa, le contó a sus padres todo lo ocurrido y ellos le dijeron que nunca más volvería a tener uno, porque se había vuelto muy descuidado. Así que él intentó coger otros objetos que pudieran remplazar a su móvil, pero nunca lo consiguió y todavía sigue buscando algo que le haga sentir esa sensación que tenía cuando cogía su móvil entre las manos.
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ResponderEliminarFernando Torilo Méndez
ResponderEliminarHugo y su manía de meterse cosas por la nariz los oídos y la boca.
Erase una vez un niño llamado Hugo que tenía la manía de meterse las cosas por los agujeros de la cara.Esta mania se debe a que porque desde pequeño le gustaba meterse las cosas por los agujeros de la cara.Eso le puede llevar a un susto urgente, sus padres le llevaron a psicologo psiquiatras e incluso hipnotizadores para quitarle esa manía.Pero no dio resultado porque no era una cosa grave mientras no se metiera algo peligroso.Mientras tanto Hugo se seguía metiendo cosas por la nariz pasaron los años y Hugo no consiguió tener novia por culpa de su mania asquerosa, esto le llevo a una depresión porque el era muy guapo.Un dia le preguntó a una niña si querría ser su novia y ella le dijo que no porque su manía le daba asco.Entonces Hugo prometió no meterse nada más.
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Eliminar"Eduardo y su manía de romper cosas"
ResponderEliminarEduardo era un niño que tenía la manía de romper todo lo que veía desde muy pequeño, de manera que no podías fiarte de él ni un pelo si le prestas cualquier cosa, y tenía que estar constantemente vigilado por sus padres o por los profesores.
Se fue haciendo mayor y la manía iba desapareciendo poco a poco.
Cuando Eduardo tenía 13 años, los padres pensaron que ya era suficientemente mayor como para controlar su manía y lo dejaron solo en casa porque tenían que acudir a una conferencia.
Eduardo sentía escalofríos y tenía necesidad de destrozar algo, pero se resistía. Se intentó olvidar de todo, se relajó en el sofá y empezó a leer. Estaba leyendo un libro de misterio que le regalaron hace poco. Aunque por fuera pareciese tranquilo, en su interior había un impulso que le obligaba a romper algo, ya no aguantaba más y empezó a arrancar las páginas del libro. Cuando ya había acabado con el libro, buscó más, los apiló y empezó, uno por uno, a arrancarles las hojas y a tirarlos por la ventana. Lo que Eduardo no sabía era que entre todos esos libros estaba su cuaderno de Sociales, que tenía que entregar el siguiente día.
Sus padres volvieron, y al ver los libros despedazados en el patio se imaginaban lo que Eduardo había hecho. Entraron en su casa y le castigaron un mes por los destrozos que había causado. Al día siguiente, en clase de sociales iba a enseñarle el cuaderno a su profesor, y cuando se dio cuenta de que no estaba recordó lo que había hecho el día anterior, arrepintiéndose de sus actos. Y así fue como superó su manía.
Pablo Álvarez Caro, 2 ESO A
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ResponderEliminarSHELTON MUÑOZ ESTÉVEZ
ResponderEliminarEL CHAVAL QUE SE MORDÍA LAS UÑAS.
Un chico tenía una de las manías que mas gente tiene, la de morderse las uñas, como el niño era muy sucio a la madre no le gustaba que se metiera las manos en la boca y menos morderse las uñas.
Un día, mientras el chaval dormía, a la madre se le ocurrió una idea para que dejara de morderse las uñas, ella cogió muchas guindillas y las batió, haciendo como una especie de batido, y el liquido que quedó se lo puso en las uñas a el hijo.
Una vez que el niño despertó y intento morderse las uñas, se dió cuenta de que le ardía la boca y ese día ya no se las volvió a tocar, la madre se lo hacía todas las noches hasta que ya se le olvidó que le gustaba morderse las uñas.
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ResponderEliminarLUCRECIA Y SUS MANÍAS.
ResponderEliminarLucrecia era una chica aparentemente normal, pero con muchísimo carácter para tan solo 16 años. Tenía sus manías como quizás todo el mundo, pero poquito a poco la chica se dio cuenta que cualquiera que no fuera ella le asqueaba por completo, hasta tal punto en el que se negaba a tener ni un solo contacto con un ser humano, ni siquiera podía escuchar las respiraciones de otra persona.
Yo mismo la conocí en un restaurante, ya me habían hablado de ella y la observaba simplemente por curiosidad, ya sabéis, la gente siempre exagera. Pero esta chica un tanto rarita empezó a llamar la atención a la hora de pedir la comida, cuando de repente de su enorme bolso bien plastificado empezó a sacar todo tipo de utensilios: plato, vaso, tenedor, cuchillo, cucharas (grandes, pequeñas, soperas...) en fin y obviamente sus servilletas no podían faltar. Al principio ella misma lo consideraba una costumbre o quizás un hábito, pero ambos sabemos que claramente es una manía.
LUNA MONTERO DOMÍNGUEZ 4ºA
“RAFA Y SUS PREJUICIOS”
ResponderEliminarRafa era un chico que estudiaba en un instituto. Era amable y sociable, pero sólo con los que quería serlo. Desde pequeño tenía la absurda manía de juzgar antes de conocer a sus compañeros y eso le llevó a acosarlos y rechazarlos en muchas ocasiones. Siempre había mirado a los demás desde fuera, sin preocuparse por sus formas de pensar, sus sentimientos y sus actitudes. Así fue creciendo hasta que llegó a la adolescencia y esa manía se fue agravando hasta el punto de llegar a hacer daño a los demás con sus actitudes.
Siempre tuvo la “suerte” de estar acompañado en clase por algún “amigo” aceptado por él, pero al llegar a bachillerato no le tocó con los mismos compañeros que había tenido antes sino con otros a los que había estado rechazando durante tanto tiempo, por su físico y su aspecto exterior. Ésto provocó que se sintiese solo y que empezase a irle mal en los estudios. Sin embargo, tuvo que tragarse sus palabras y sus pensamientos porque sus compañeros, a los que había tratado tan mal, le ayudaron a que esta situación cambiase y Rafa se dio cuenta de que esa manía que tenía desde pequeño había sido un lastre en su vida que le había hecho equivocarse muchas veces y perderse la amistad de mucha gente.
José María Gutiérrez-Ravé Estrada 4ºD
En un día lluvioso había en la calle un padre y su hija, que tenía 8 años. El padre se le ocurrió contarle que si pisaba un charco de agua se podría hundir y ahogarse. La niña llamada Jessica se lo tomó muy enserio , asi que cada vez que veía un charco intenta alejarse lo máximo posible. Un día comiendo Jessica tiró un vaso de agua al suelo, el agua rodeaba toda su silla y se puso a llorar y gritar pidiendo ayuda a su padre, que estaba a medio metro de ella. Los padres se echaron a reír y le contaron que lo de ahogarse en los charcos era mentira y la niña se puso furiosa pero se alivió a la vez porque ahora sabía que podía saltar en los charcos como cualquier niña de su edad. Un día se puso a diluviar sin cesar, Jessica se puso muy contenta porque sabía que cuando escampara podría salir a jugar en los charcos. Cuando escampó Jessica salió a jugar, cuando vio el primer charco de la calle no dudo en ir y saltar sobre el, pero se ¡hundió! en el charco, porque era una alcantarilla sin tapa y llena de agua hasta arriba formando un charco normal y corriente.Jessica no podía salir hasta que lamentablemente se ahogó... Su padre estuvo arrepintiendose de contarle a su hijita esa inofensiva broma.
ResponderEliminarPEDRO SANTIAGO JIMÉNEZ 4D
Mis manías.
ResponderEliminarHabía una vez un chico llamado Antonio que era de un pueblecito muy conocido y tení...tení...¿a quien pretendo engañar? Hola, soy Antonio y aquí os traigo mis manías.
Uñas:
Las uñas son inútiles, sirven exclusivamente para agarrar cosas muy pequeñas, o en mi caso, para comerlas (uñas). Cuando estoy nervioso me como las uñas, cuando estoy aburrido me como las uñas, cuando estoy triste me como las uñas, cuando estoy...me como las uñas.
Cresta:
Tengo una cresta, también conocido como mohicana. Bien, pues cada vez que me siento triste la acaricio como si la cola de un perro se tratase. A veces ni siquiera me doy cuenta de que estoy haciéndolo.
Piernas:
Tienen vida propia, a cada segundo las estoy moviendo y me doy cuenta que sólo me percato de cuando no las muevo.
Estas son mis manías, mis raras y preciadas manías.
Juan era un chico con una manía un poco rara, era que movía los brazos para un lado y para otro, un día Juan fue a clase moviendo los brazos de manera intensa y acabaron llamándole, Juan el tembleques. Un día, Juan se ganó el respeto de sus compañeros de clase, porque de tanto ver a Juan zarandeando los brazos, se les pegó su manía y acabaron todos los matones moviendo los brazos para un lado y para otro, días después a Juan se le quitó la manía tan peculiar, en cambio, todos sus compañeros permanecieron moviendo los brazos de manera descomunal, Juan no se metió con ellos porque él decía que había que saber perdonar para que otros sepan perdonarte a ti. A los tres días, nadie de esa clase tenía esa manía tan extraña, y Juan consiguió ser parte de una gran pandilla, incluso sus amigos y él hicieron una especie de baile con esa manía, y la verdad, estaba bastante chulo.
ResponderEliminarDaniel Recacha Blanco 4ºB
Álvaro y su obseisón por tocar madera
ResponderEliminarÁlvaro tiene 12 años y recuerda extamenten la primera vez que oyó la expresión "tocar madera". Estaban hablando su padre y su abuela sobre un accidente que habían tenido sus vecinos hacía unos días y en el que habían muerto la madre y una de las hijas. Su abuela exclamó: ¡Que desgracia más grande! y acto seguido toco la mesa de la cocina que era de madera. Álvaro le pregunto que por que hacía eso y ella le contesto que era para que no le pasara a ellos lo mismo que a sus vecinos. De esto hace ya 5 años y desde entonces cada vez que Álvaro ve cualquier cosa hecha de madera tiene que dar golpecitos porque así cree que ninguna desgracia le pasará a su familia. Al principio solo daba dos golpecitos pero ahora piensa que mejor cuatro que dos y mejor ocho que cuatro y así ha llegado hasta dar 64 golpecitos en la mesa de su cocina antes de salir de casa para que no les pase nada a sus padres y hermanas. Su obsesión ha ido empeorando con el tiempo, le da vergüenza salir con sus amigos porque cada vez que pasa al lado de un banco, un árbol, o algo hecho de madera tiene que pararse a dar sus "golpecitos". Al principio intentaba disimular delante de sus amigos pero como cada vez tiene que dar más toques ya todos se han dado cuenta y cuando le preguntan por qué lo hace, Álvaro no se atreve a contarles su obsesión. Menos mal que tiene un buen amigo al que se lo ha imaginado y va a hablar con sus padres para que intenten ayudarle. Aunque Álvaro al principio se molestó con su amigo, ahora está feliz porque podrá poner solución a su problema.
Daniel Claros Montes 4B
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ResponderEliminarAntonio y su obsesión por el ciclismo
ResponderEliminarAntonio era un chico normal de 17 años. Tenia una obsesión llevarse todas las horas que pudiera viendo y practicando ciclismo. Esa obsesión empezó cuando tenia solo 3 años, fue cuando le compraron su primera bicicleta desde ese momento nunca se a separado de una bicicleta.
De pequeño eso no influía mucho en los estudios pero a medida que se ha ido haciendo mayor le a ido influyendo mas hasta tal punto que ha repetido dos veces, el director le ha dicho que como no apruebe este curso lo expulsara del instituto pero el no le ha echo caso.
Un día fue a una carrera de su ciclista preferido (Alberto contador) cuando termino la etapa se acerco a el para que le firmara un autógrafo, el le pregunto que como le iban los estudios y le respondió que mal. El ciclista le dijo que el lo único que podía hacer era darle un consejo "La mente es lo mas importante para un ciclista". A partir de ese día Antonio empezó a estudiar. Cuando terminó el curso fue el mejor alumno de 4º de la eso. Con 19 años se convirtió en ciclista profesional.Cuando tenia 30 años se convirtió en el mejor deportista Español de toda la historia y el ciclista que mas títulos había conseguido en toda la historia del ciclismo. Con 40 años se retiro y hizo una fundación para las personas que tenian trastornos compulsivos fue presidente de esa y muchas mas fundaciones hasta su muerte.
Jorge Iglesias Alemany 4ºB
Manuel y su autoexigencia
ResponderEliminar-Esta historia trata...!No asi no¡ Así no esta correctamente escrito ni presentable.Tengo que segur trabajando y pensando más- se decía Manuel a sí mismo.Su problema es que todo lo quería hacer perfecto.Nunca desde su punto de vista estaba bien realizado un trabajo,una acción o cualquier circunstancia de la vida cotidiana.
Tal era su obsesión con hacerlo todo bien,bueno bien,perfecto que llegó un día en el que decidió dejar de comer hasta que no consiguiera tocarse con la yema de los dedos de un mismo brazo su propio codo.Lo intento de todas las maneras,continuaba día a día con su obsesión.Mientras que él intentaba lograrlo los padres lo llevaron a un médico en el cual no le detectaron ningún problema mental ni físico sino que él mismo tenia un problema de auto-exigirse. ¿El problema sería de los padres por intentarle inculcar desde pequeño la perfección?¿Sería porque el mismo no se valoraba como persona? Pues no, todo era causado a que quería siempre destacar por encima de todos sus compañeros,amigos y conocidos. Hasta tal punto llego esta obsesión que de no comer un día murió.
Yo no creo que esta historia este muy bien,pero tampoco voy auto-exigirme hasta la perfección...
JAIME RAMIREZ ARMARIO 4B
EL SEÑOR AL QUE LE NO LE GUSTABA PISAR LAS RAYAS BLANCAS DE LOS PASOS DE CEBRA
ResponderEliminarHabía una vez una pareja de hermanos, les gustaba jugar mientras iban con sus padre a no pisar cosas, un día, a uno se le ocurrió la idea de no pisar las rayas blancas del paso de cebra, este juego para los hermanos se convirtió en una tradición, hasta cierto punto en el que pasó a ser un vicio para los dos hermanos. Pero un día, el hermano mayor maduró y dejo de hacer esta tontería. El pequeño siguió haciéndolo, nunca lo superó, el chaval crecía y era un tanto patético a los ojos de los desconocidos. Un mal día se encontró con un paso de peatones en construcción, completamente blanco. No tuvo mejor idea que cruzar por mitad de la carretera y cuando quiso darse cuenta era demasiado tarde, un coche iba demasiado rápido y al conductor no le dio tiempo a frenar, se llevó por delante al señor, este sobrevivió pero se le quito la manía de no pisar las rayas blancas.
Pedro Benítez Rodríguez 4ºB
CARLOS Y SU OBSESIÓN POR BAILAR EN TODO MOMENTO
ResponderEliminarCarlos era un chico al que le encantaba bailar, hasta tal punto que estaba bailando en todo momento del día, nada más que se levantaba de la cama ya estaba bailando, iba al instituto bailando, bailaba sentado en clase y los profesores estaban hartos de él. Carlos decidió que tenía que hacer algo para que no lo miraran raro así que se dispuso a buscar gente como él, con la misma manía y ir todos a un mismo colegio, salir siempre juntos y hacer un grupo de baile. Triunfaron por todo el mundo, la gente se sorprendía de lo bien que lo hacían. Un día se despertaron y no bailaban, ¿Qué pasaba? A todos de pronto se les había quitado la manía de bailar. De tanto bailar por todo el mundo, llegó el momento en el que su cuerpo no podía bailar más y no bailaron nunca más.
Reyes Tejera Toro 4ºD