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Pero me temo que no podré hacerlo con sensatez. El dolor y la frustación que traen las imágenes y las noticias de Aleppo en Siria golpean en mi mente de tal manera que no encuentro ninguna palabra que pueda abarcar la rabia e impotencia que siento, y las ganas de rebelarme contra este mundo organizado por desquiciados que realizan asesinatos en masa y poblado de paniaguados que guardamos silencio.
Un pequeño número de países y un pequeño puñado de personas se han apropiado de la riqueza del Planeta que es fruto no solo del esfuerzo de todos, sino también, y degraciadamente, del hambre y de la muerte de muchos. En Honduras, uno de los países más inseguros de América, siete de cada diez personas viven en la pobreza, y cuatro de ellas en la pobreza extrema. (Datos de ACOES)
Y quiero ser sincero: no me gusta la fecha de la Tarde Solidaria tan cercana a la Navidad; personalmente no me mueve ni el sabor dulzón del chocolate ni el arbolillo eléctrico para solidarizarme con "Proyecto Honduras", sino un sentimiento de justicia social y la creencia de que, entre muchos, podemos transformar este mundo tan depravado y tan ignorante del dolor ajeno. No me importa las razones por la que tú participes: puedes hacerlo incluso por egoísmo, o por el miedo de pensar que quizás, algún día, también nosotros necesitemos de la solidaridad de gente del otro lado del Planeta, y que para ello cuatro personas se reúnan una tarde cualquiera para pagarnos un maestro o un médico. Lo harán como nosotros, rascándose el bolsillo y arañando su sueldo, palabra que procede del mismo solidus del principio.
Y mientras llega el martes, permíteme invitarte a que firmes esta petición de "Amnistía Internacional" para que las personas de Alepo sean evacuadas de la zona con un mínimo de seguridad.
Germán Jiménez