21 de septiembre de 2016

Conejillos de indias

 Que la implantación de la LOMCE está siendo un desatre  no es un secreto para nadie.  El  Gobierno ha seguido adelante con sus planes a pesar de contar con la oposición de todos los estamentos sociales y a pesar de estar en funciones. La última protesta ha sido de un grupo de  alumnos que han conseguido más de 240.000 firmas y que el ministro los recibiera...para seguir en sus trece, claro. Nuestros alumnos de segundo de bachillerato también están indignados y uno de ellos ha escrito lo siguiente:

A lo largo del tiempo, muchos han sido los “motes” y calificativos para referirse al alumnado de segundo de Bachillerato. Este año ha aparecido uno nuevo muy peculiar, porque creo que por primera vez define perfectamente lo que es el alumnado de último curso de Bachillerato: “Conejillos de Indias”. Es la frase más repetida en lo que llevamos  de curso; mejor dicho, la frase completa es “sois conejillos de Indias”.
Incertidumbre...Sí, nosotros somos conejillos de Indias y lógicamente hay incertidumbre. El  problema es que estamos llenos de interrogantes  desde hace ya unos dos años, dejando que pase el tiempo y pensando “ya lo explicarán”. Llegó  el verano pasado, se confirmó que sería una reválida lo que tendríamos que hacer. Aun  así no sabíamos en qué consistía y esperamos a que empezara el instituto para que nuestros profesores nos explicaran de qué iba a ir esa nueva Prueba Final de Bachillerato.
Ahora es ese momento, ha empezado nuestro último curso, un curso en el que todo fácilmente pasa a ser una preocupación, un curso en el que el tiempo es oro y el descanso brilla por su ausencia, y por mucho que nuestros profesoras lo hayan intentado, no han conseguido saber concretamente qué es y en qué va a consistir eso de “la Reválida”.
Han sido muchas las veces en que los alumnos hemos preguntado la clave para superar Segundo de Bachillerato, y siempre nos han respondido “la organización y preparación es el secreto”. Muy bien: ahora mi pregunta es, ¿qué organizamos y preparamos si no sabemos qué nos van a preguntar ni cómo?.
A mi, personalmente, no me salen ni las cuentas cuando pienso en las asignaturas de las que me voy a examinar; y lo que más nos provoca un sentimiento de disgusto e impotencia es saber que hagamos lo que hagamos hasta se supone noviembre, lo estamos haciendo solo porque suponemos que será así.
Es bien sabido por todo el mundo que cuando tienes una meta, en tu camino por conseguirla te tendrás que enfrentar a diferentes adversidades. Está claro que en la vida nada es fácil; pero si hay algo que puede “facilitar” un poco las cosas  es que durante tu travesía por llegar a tu destino, lo tengas todo cuadrado en la mente de la forma más clara y objetiva posible, porque será más fácil lidiar con ello sabiendo en qué consiste.
Mi padre, hace ya tres años, me dijo “los años de instituto son como ríos cada vez más caudalosos, tienes que cruzarlos con  piedras (las asignaturas), hasta llegar a la otra orilla, y si se te caen (suspendes), tendrás que volver de nuevo a la orilla de la que partiste y volver a cruzar”.
Todo lo que deseamos, por tanto, los alumnos de Segundo de Bachillerato, es que de una vez, nos digan dónde está la otra orilla para saber hacia qué lugar tenemos que ir a parar… Pero claro, haciendo mención al nuevo mote “conejillos de indias”, comprendo que la gracia de estos animalitos es que nunca saben a qué van a llegar.
Por lo tanto, ¿por qué habríamos de saberlo nosotros?.                                        
                                               
Un alumno de segundo de Bachillerato