27 de diciembre de 2013

Mi familia y otros animales: el paradigma del más fino humor británico.


Una disparatada galería de personajes, retratados con maestría y  grandes dosis de sentido del humor, se desenvuelven de manera estrafalaria y divertida en  la isla griega de Corfú. En esta obra,  Gerald Durrell logra el prodigio de reencarnarse en el naturalista de doce años que era entonces (1935), describiendo con humor tan chispeante como cáustico los disparates y las peripecias de la familia Durrell en la isla.
He aquí un fragmento de la obra donde el autor hace gala tanto del fino humor como de  la innegable plasticidad del lenguaje que le caracterizan:



El verano tocaba a su fin y una vez más, para mi deleite, me encontré sin preceptor. Mamá había descubierto que, según su delicada expresión, Margo y Peter «se estaban tomando demasiado cariño». Como la familia se oponía unánimemente al ingreso de Peter en su seno, habría que hacer algo para evitarlo. La única aportación de Leslie a la resolución del problema fue la de sugerir que le pegásemos un tiro a Peter, propuesta que, por motivos que ignoro, no se tomó en serio. A mí me pareció una idea espléndida, pero éramos minoría. La sugerencia de Larry de enviar a la feliz pareja a vivir un mes en Atenas con el objeto, según explicó, de que se desfogaran, fue vetada por Mamá por inmoral. Al final Mamá eximió a Peter de sus servicios, él huyó presta y furtivamente y tuvimos que enfrentarnos a una Margo trágica, llorosa y absolutamente indignada que, ataviada para la ocasión con sus ropajes más vaporosos y melancólicos, interpretó su papel con maestría. Mamá procuró consolarla con amables perogrulladas, Larry le dio conferencias sobre el amor libre y Leslie, no se sabe por qué, decidió asumir el papel del hermano ultrajado y aparecía de rato en rato blandiendo un revólver y amenazando con acribillar a Peter como a un perro si volvía a poner los pies en casa. En medio de todo esto, Margo, con el rostro convincentemente bañado en lágrimas, se dedicó a hacer gestos trágicos y a repetir que habíamos destrozado su vida. Spiro, que disfrutaba de un buen melodrama como el que más, se pasó todo el tiempo llorando por solidaridad con ella y apostó a varios amigos suyos por los muelles para asegurarse de que Peter no volviera a la isla. Todos nos divertimos mucho. 

Puedes leer aquí  Mi familia y otros animales (PDF) 

1 comentario:

  1. Celebro que te haya gustado. Quizás ninguno tan ácido y con esa extravagante galería de personajes, pero recuerdo también haberme divertido con Rossy es mi familia, Atrápame ese mono, Murciélagos dorados y palomas rosas, Los secuestradores de burros y Bichos y demás parientes. Alguien con buen criterio se los dio a conocer a mis hijos cuando eran pequeños y yo también me aficioné a este escritor. La fama , sin embargo, la tenía el hermano, Lawrence Durrell, autor de El cuarteto de Alejandría que a mí me pareció tremendamente pedante.

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