- ¡Qué cosa tan bonita! No pensaba yo que al abrir el blog de la biblioteca me iba a encontrar con algo así. Felicidades a quien corresponda, cuyo nombre no escribo por envidia.
Ahí va mi aportación. Es un trocito de un poema de Kavafis:
El joven poeta Eumenes
se lamentó un día a Teócrito:
"Llevo escribiendo dos años
y solo he compuesto un poemita...
Veo con tristeza qué alta
es la escalera de la poesía" (...)
A lo que Teócrito replicó: "Palabras como esas
son impropias, blasfemas.
Feliz y orgulloso deberías sentirte
de estar en el primer peldaño.
Lo que acabas de hacer es algo maravilloso. (...)
Incluso ese primer peldaño
es un largo camino para el mundo ordinario.
Y tú ya eres, por derecho propio,
miembro de la ciudad de las ideas"
KAVAFIS, Constantino P; "Obra escogida" Barcelona, 1984
PS: Después de esto me pregunto si podríamos pensar que el cordero parlante de la anterior entrada pertenece también a la ciudad de las ideas.
El único requisito es que aparezca la procedencia, preferentemente en plan referencia bibliográfica y así matamos dos pájaros de un tiro: leemos el "cachito" y nos entran ganas de ver el resto.
¿A qué estamos esperando?
ABRAHAM: Heme aquí, Señor, en la tierra de Moriah exactamente en el monte que indicaste. Está afilado el cuchillo escrupulosamente; apenas va el niño a enterarse.
ANGEL DE YAHVÉ (para sí): Cada día estoy más convencido: tiempos son estos de fantasmagorías y superstición.
VOZ: Soy el ángel de Yahvé. Detén tu mano, Abraham. Porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mi no has perdonado a tu hijo, tu unigénito.
ÁNGEL DE YAHVÉ (con los ojos como platos): ¿De quién es esa voz...? Oh, Señor; nadie me va a creer cuando cuente esto.
ABRAHAM: Así se hará, si ese es tu deseo; pero no sé si tiene mucho sentido habernos dado semejante caminata para esto.
VOZ: Mira a tu espalda, Abraham.
ABRAHAM: Sólo veo montes por todos lados, y un carnero, con lo cuernos enredados en la jara.
VOZ: Ofrécelo en sacrificio, aunque sólo sea para aprovechar el porte.
ABRAHAM: Ya puestos...
EL CARNERO (aparte): Dirán que es una pregunta improcedente, pero es muy normal cuestionarse los hechos que le van a costar a uno el pescuezo: ¿Es la ventriloquia una gracia divina o un arte demoníaco?
ÁNGEL DE YAHVÉ: Yo me voy de aquí; si le da a Dios por bajar, se me va a caer la cara de vergüenza ajena.
ESCUDERO, Alberto, en "Antología del microrrelato español (1906 - 2011)", pp 246-247. Cátedra, 2012.